Mas allá de las apariencias

Todos en algún momento nos hemos dejado llevar por las apariencias a tal punto de que nos sorprendemos cuando una persona, un sitio o hasta una comida resultan ser diferentes a la idea que teníamos en nuestra cabeza. 

Hoy más que nunca con el auge de las redes sociales olvidamos que lo que se ve con los ojos no necesariamente representa la esencia que hay detrás. Y aunque como sociedad es un reto que debemos trabajar, todavía hay quienes olvidan que la envoltura de un regalo es desechable. 

Este problema también se ve presente en las relaciones cotidianas, pero entiendo que es lo digital donde ha tomado aún más auge y nos ha llevado a definir el éxito o el bienestar por la cantidad de buenas fotos que tengas en tus perfiles. 

Personalmente entiendo que todo depende de la forma en lo que asimilas y que, si usas las redes sociales como una vitrina para comparar constantemente lo que no tienes entonces vivirás amargado, pero si por el contrario lo transformas en una energía positiva que te inspire a realizar cosas nuevas entonces tendrán otro impacto. 

Es diferente cuando piensas porque no puedo irme de viaje como fulano a cuando dices me encantan las fotos que fulano hizo en tal lugar. Abriré una cuenta de ahorros para visitar ese lugar en mis próximas vacaciones. 

En vez de sentirte frustrado por algo que no tienes, lo conviertes en algo positivo en lo cual trabajar. A final de cuentas podemos ver una salida a un restaurante, pero no el trabajo que le permitió a esa persona disfrutar de una buena comida.

Antes de juzgar y dejarnos llevar por las apariencias ya sea de manera positiva o negativa debemos detenernos a pensar más allá y analizar lo que hay detrás. Dice una frase que no todo es lo que parece.